#Tecnología

Los límites éticos de la inteligencia artificial

En 29/07/2022
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La inteligencia artificial es bien conocida por su participación en grandes producciones cinematográficas o incluso en libros de ciencia ficción. Sin embargo, su aplicación en la vida real es cada vez más cercana a nosotros. ¿No lo crees? Aquí te contamos qué es y qué cuestionamientos trae su desarrollo.

Aunque no lo sepas, en tu hogar es posible que cuentes con más de un dispositivo con esta utilidad. Quizás no tengas un robot con apariencia humana con el que interactúes como Tony Stark en Iron Man, pero ¡ey!, mira tu mano. Si estás leyendo desde un smartphone, estás usando Inteligencia artificial ahora mismo.

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Hace ya varios años que esta tecnología saltó de las películas para cubrir funciones y perfeccionar sistemas reales. Brinda facilidad para resolver tareas de diversa índole por lo que es muy importante reconocerla y saber cuándo estamos siendo asistidos por ella.

¿Qué es la inteligencia artificial?

Seguro te estarás preguntando cómo la inteligencia artificial está involucrada en tu vida diaria. Para entenderlo, es crucial conocer de qué hablamos al referirnos a ella. Existe mucho desconocimiento sobre el tema por más que cada vez está alcanzando más áreas de aplicación.

Se trata de sistemas de algoritmos diseñados para desarrollar una funcionalidad de manera semejante a la de un humano. Sí, como lo lees, estos procesos pueden imitar acciones humanas tales como:

  • moverse y llevar a cabo actividades;
  • pensar, lo que implica tomar decisiones y resolver conflictos;
  • aprender y registrar información de su entorno;
  • razonar para actuar de manera lógica;
  • interactuar con otros, ya sea otros sistemas computarizados o humanos.

La intención con estos sistemas es que simplifiquen nuestras tareas cotidianas, pero no solo eso. La inteligencia artificial se emplea a diario para asistir a científicos, médicos, investigadores y demás. Es por esto que debe controlarse y actualizarse para asegurar resultados confiables en todo lo que la involucre.

Muchos sistemas de diagnóstico, aparatos de cálculo, instrumentos de experimentación científica y procesadores de datos están equipados con algoritmos que hacen gran parte del trabajo. Esto permite avanzar en múltiples áreas del conocimiento. Es fundamental para la ciencia y, por ende, para la vida.

¿Dónde encontramos inteligencia artificial?

Antes de hablar de los límites éticos de su uso, es pertinente reconocer dónde está involucrada de forma práctica. Ya ha quedado clara su importancia en el desarrollo científico, y de allí, su impacto en nuestra calidad de vida. Sin embargo, no es tal aspecto el único que a menudo es foco de cuestionamientos y dilemas.

Estos algoritmos se aplican en aparatos de uso diario en los que cargamos nuestros datos más sensibles. Los sistemas operativos como AndroidApple o Microsoft disponen de servicios propios de la inteligencia artificial. Pero ahí no termina la lista, otros servicios web también la utilizan con distintas funciones:

  • Personalización: recopila tus datos para brindarte una experiencia adecuada a tus intereses y consumos recurrentes. Tanto el sistema de tu móvil como los motores de búsqueda y ciertos sitios web lo usan.
  • Asistencia por voz: probablemente el más fácil de reconocer. Los teléfonos cuentan con asistentes que te ayudan a realizar tareas. También puedes encontrarlo en smartTV y servicios de streaming.
  • Atención virtual: muchas tiendas en línea y sitios web tienen atención estandarizada para guiarte en tus compras y brindar ayuda. Detectan tus ingresos y generan sugerencias adecuadas para ti según tu información.
  • Rendimiento: permite reducir el consumo de energía y memoria en los dispositivos detectando funciones activas innecesarias.
  • Seguridad: no sirve únicamente para detectar la presencia de un software malicioso, sino también, comportamientos distintos al empleo regular del usuario.
  • Reconocimiento facial: como alternativa de seguridad en tu dispositivo.
  • Cámara: puede tabular la información captada por la lente y ajustar los valores fotográficos acorde a la misma para mejores tomas.
  • Análisis de imágenes: habilita la lectura de códigos de barras o QR, búsqueda de objetos similares, productos; detectar rostros, crear colecciones, entre otras funciones.
  • Navegación: además de los dispositivos y nuestros perfiles, los motores de búsqueda conservan datos de nuestras visitas a la red para diversos fines.

Estas funcionalidades facilitan nuestra interacción con los dispositivos y registran todo en forma de datos. La experiencia de uso de un smart device es más gratificante a partir de inteligencia artificial aplicada. Pero, al mismo tiempo, abre un abanico de problemas éticos.

Implicancias y límites éticos

La enorme capacidad que tiene esta tecnología para registrar información es motivo de discusión. Legislar el cuidado de la big data por parte de las compañías es una tarea inmensa. Esta vulnerabilidad de nuestra intimidad como usuarios es materia pendiente de las entidades regulatorias del uso de la Internet.

Pero ahí no terminan las preocupaciones. La búsqueda por imitar la actividad humana, incluso en el plano neuronal, despierta las alertas. El reemplazo de trabajadores por algoritmos que cumplan las mismas funciones está generando cada vez más colapsos en el mercado laboral.

Poco podemos hacer en este aspecto para detener los avances de la tecnología en estos puestos. Sin embargo, involucrarnos activamente y formarnos (dentro de las posibilidades) en áreas específicas que sean irremplazables para brindar algo que ninguna máquina pueda sustituir, está a nuestro alcance.

¿Qué podemos hacer como usuarios?

Ante este panorama, lo mejor que podemos hacer como usuarios alcanzados por la inteligencia artificial es informarnos. Mantener la capacidad crítica sobre el uso de estos sistemas es fundamental para no ser burlados por ellos. Si quieres limitar el uso que estos algoritmos hacen de tu información, ten en cuenta:

  • Leer los permisos que solicitan las aplicaciones antes de otorgarlos.
  • Configurar con cautela las distintas funciones de los asistentes virtuales.
  • Evitar dar información personal en sitios que no sean de confianza o sin lectura previa de las bases y condiciones.
  • Tener conciencia de que los algoritmos pueden utilizar la información para influenciar tu comportamiento.

No dejes que estos sistemas piensen por ti. Puede ser de ayuda para tu experiencia como usuario, pero no dejes que llegue a modificar tus acciones o reemplazar tu capacidad de tomar decisiones.

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