Los auriculares con cable se han convertido en un símbolo de otra era tecnológica. Como muchos accesorios que alguna vez fueron imprescindibles, los audífonos cableados han quedado prácticamente en desuso debido al implacable avance de la tecnología móvil y la conectividad inalámbrica.
Este artículo analiza brevemente cómo ciertos accesorios que en su momento lideraron el mercado, hoy suenan a prehistoria para las nuevas generaciones. Un recorrido nostálgico, en parte, que demuestra cuán veloz es el paso de la innovación tecnológica.
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Auriculares con cable y otros 4 accesorios
En sólo una década, podemos ver cómo al menos 5 accesorios que eran de uso común han quedado obsoletos. Desde los auriculares con cable hasta reliquias como los discos compactos, diversos complementos se han visto desplazados por la innovación tecnológica. ¡Vamos a verlos!
1. Auriculares con cable
Los auriculares con cable representaron durante décadas la forma estándar de escuchar música portátil. Desde los walkmans de los años 80 hasta los primeros reproductores de MP3, los audífonos con cable eran un accesorio esencial para llevar la música a cualquier lugar.
Con la llegada del iPod en 2001 y dispositivos similares, los auriculares se convirtieron en un icono cultural. Las siluetas bailando con auriculares eran ubicuas en anuncios y vídeos musicales, celebrando la libertad de escuchar en movimiento.
Sin embargo, la necesidad de lidiar con cables que se enredan y limitan el movimiento siempre fue una desventaja. Con la llegada de la tecnología Bluetooth, surgió la alternativa de auriculares verdaderamente inalámbricos. Marcas como Apple lideraron el camino al eliminar el conector jack de 3.5 mm en sus teléfonos, apuntando completamente a la tecnología inalámbrica.
Actualmente, los auriculares con cable son escasos entre los consumidores casuales de música móvil. Aunque cuentan con mejor calidad de audio, la comodidad y practicidad han llevado a los auriculares inalámbricos a dominar el mercado. Salvo algunos puristas, la mayoría ha optado por la conveniencia de no lidiar con cables.
2. Reproductores MP3
El lento declive de los reproductores de mp3 es un claro ejemplo de cómo las nuevas tecnologías destronan a las antiguas, tal como lo vivieron los auriculares con cable. Estos dispositivos portátiles tuvieron su época dorada en los años 90 y principios del 2000.
Con capacidad de almacenar cientos o miles de canciones en formato digital, los reproductores mp3 revolucionaron la forma de llevar música a cualquier lugar. Las marcas más populares como iPod o Zune llegaron a ser un símbolo cultural de toda una generación.
Sin embargo, el mismo fenómeno que desplazó a los CD (la música digital) terminó dejando obsoletos a los reproductores mp3. La llegada del streaming multimedia y su adopción masiva por servicios como Spotify o Apple Music convirtió a los teléfonos en el nuevo lugar central para escuchar música.
Ya no tenía sentido cargar una biblioteca de canciones cuando se podía acceder a millones de ellas a través de internet. Los reproductores mp3 pasaron de moda tan rápido como surgieron. Actualmente son piezas de museo, recordando una década de supremacía como la forma de llevar música a todos lados. Los nostálgicos aún pueden encontrar algunos en tiendas de segunda mano.
3. Lectores de DVD portátiles
Antes de la llegada del streaming, los lectores portátiles de DVD resolvían el problema de ver contenido en movimiento. Especialmente útiles en viajes largos, estos dispositivos permitían reproducir películas y shows en cualquier lugar. Con sus elegantes pantallas abatibles, fueron la sensación del mercado en su lanzamiento.
Con pantallas de 7 a 10 pulgadas y baterías que duraban hasta 4 horas, los DVD portables salvaron a más de un pasajero aburrido. Por un tiempo, fueron un accesorio ideal para entretener a los niños en los asientos traseros. Las minivans familiares pronto integraron reproductores en los respaldos.
Pero la era del streaming desde internet cambió para siempre la forma de ver contenido audiovisual. La llegada de tabletas y el incremento de velocidad en redes móviles permitió ver Netflix o YouTube en alta calidad sin DVDs.
Hoy los lectores portátiles sobreviven de manera marginal para algún usuario renuente al streaming. Las nuevas generaciones crecen en un mundo donde ver contenido offline es un concepto extraño. La omnipresente conectividad inalámbrica desplazó por completo a los frágiles y limitados lectores de DVD. Los DVD portables hoy son un recuerdo vintage de tiempos analógicos.
4. Mouse y teclado con cable
El ratón y el teclado fueron por décadas los periféricos estándar para las computadoras de escritorio. Los largos cables USB que los conectaban al CPU eran de lo más normal en oficinas y hogares. Aunque incómodos, no había mucho que hacerle: eran necesarios para interactuar con la PC.
Con el avance de la conectividad inalámbrica esto comenzó a cambiar. La tecnología Bluetooth permitió deshacerse de los cables y ganar flexibilidad en el posicionamiento. Los mouse y teclados inalámbricos empezaron a ganar terreno.
Empresas como Microsoft y Logitech impulsaron el concepto de “Wireless desktop”, promoviendo teclados, mouse e incluso cargadores sin cables. La comodidad y practicidad demostraron ser más importantes que algunas limitaciones como la necesidad de recargar baterías.
Hoy en día, la gran mayoría de los periféricos nuevos que se venden para computadora son inalámbricos. Los modelos con cable se consideran obsoletos para el uso doméstico informal, aunque algunas oficinas aún los utilizan por políticas de TI. Aunque la conexión por cable es más confiable, la flexibilidad y practicidad ganan de manera abrumadora.
5. Discos compactos (CD)
Por muchos años los CDs fueron el medio estándar para escuchar música y almacenar archivos digitales. Los distintivos discos plateados y el logo de Compact Disc estaban en todos lados. Pero su reinado no duraría para siempre.
Aunque superaron con creces a los casetes y vinilos, los CD sucumbieron también ante nuevas tecnologías. Primero los reproductores de mp3 y luego los servicios de streaming desplazaron a los CDs para escuchar música. En paralelo, los medios USB y hard drives externos superaron a los CDs y DVDs para almacenar y transportar archivos.
Hoy en día los CDs son básicamente un recuerdo nostálgico. La conveniencia del almacenamiento en la nube y el streaming bajo demanda ha eliminado la utilidad práctica de los discos. Sólo permanecen como objeto de colección para melómanos.
Para la generación de “nativos digitales” acostumbrados a consumir contenido bajo demanda en sus dispositivos, los CDs les resultan antigüedades. Es un formato que asocian a otra era, no a su realidad siempre conectada e inmediata.
Queda por verse cuánto tiempo más los CDs sobrevivirán entre coleccionistas y amantes de lo vintage. Pero su papel práctico ha quedado en el pasado, desplazados por innovadores servicios digitales que trajeron enormes bibliotecas de contenido al bolsillo de los usuarios.
La velocidad del cambio tecnológico
La obsolescencia de los accesorios analizados en este artículo es sólo un síntoma de un fenómeno más amplio: la aceleración del cambio tecnológico. Nuevos productos y categorías emergen y desaparecen en cuestión de años, a un ritmo cada vez más vertiginoso.
Esto se debe a múltiples factores. Por un lado, el progresivo poder de computación disponible permite desarrollar dispositivos exponencialmente más avanzados cada año. Por otro lado, la conectividad globalizada permite la rápida adopción masiva de las innovaciones.
El resultado es la compresión cada vez mayor de los ciclos de vida de productos tecnológicos. Lo que alguna vez tomó décadas, como el reemplazo de los auriculares con cable, ahora ocurre en apenas unos años, como evidencia la transición de mp3 a streaming.
Esta aceleración puede resultar abrumadora tanto para consumidores como para la industria. Las empresas se ven forzadas a acortar los ciclos de desarrollo e invertir enormes recursos en “Innovación y Desarrollo” para mantenerse a la vanguardia. Mientras tanto, los usuarios deben adaptarse a una cultura de constante cambio.
Lo que hoy es novedad, pronto es obsoleto. La carrera tecnológica no muestra signos de desacelerarse. Más bien todo indica que los ciclos de innovación seguirán comprimiéndose al ritmo del explosivo poder de computación que impulsa esta revolución digital.
Adopción e impacto de nuevas tecnologías
Más allá de volver obsoletos a los auriculares con cable o cualquier otro de los accesorios anteriores, las nuevas tecnologías transforman profundamente los comportamientos humanos y la cultura cuando son adoptadas masivamente.
Un claro ejemplo es el smartphone. En menos de una década, pasó de ser un producto de nicho a una entidad global. Esto causó un impacto sin precedentes en la forma en que las personas se comunican, consumen información y entretenimiento e interactúan con el mundo.
Otro caso es la automatización y la inteligencia artificial. Tecnologías en ese campo están siendo integradas aceleradamente en todo tipo de industrias. Esto está transformando radicalmente modelos de negocio, procesos productivos y la naturaleza del trabajo.
Predecir el impacto de las próximas tecnologías es un desafío. Pero si la historia es una guía, podemos esperar que las próximas innovaciones que logren adopción masiva transformen nuestro mundo de maneras hoy imposibles de imaginar. La única constante es el cambio exponencial.
El ejemplo de los auriculares con cable: La inevitabilidad del cambio
El ejemplo de los auriculares con cable y de otros accesorios aquí nombrados ilustran un patrón que se repite una y otra vez en la historia de la tecnología. Los avances que en su momento fueron novedosos y disruptivos, eventualmente son desplazados y se vuelven obsoletos.
La creatividad humana parece no tener límites para imaginar nuevas posibilidades que mejoren lo existente. Y la aceleración exponencial del cambio tecnológico hace que los ciclos de innovación sean cada vez más cortos. En esto reside tanto la belleza como la complejidad de vivir en la era de la revolución digital.
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