Seguramente has oído sobre Vsync y su función básica. Pero ¿Cuánto sabes sobre su funcionamiento? ¿Es realmente útil? ¿Sabías que existen otras tecnologías alternativas? ¿Quieres saber un poco más?
A continuación, compartimos algunos datos interesantes sobre esta herramienta de sincronización de fotogramas y responderemos las interrogantes previas. Conoce ahora un poco más ¡Vamos!
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Diseño de Vsync para solucionar el «screen tearing»
El nombre «sincronización vertical» es la traducción al castellano de las siglas Vsync o Vertical Sync. Esta es una tecnología diseñada, especialmente, para resolver inconvenientes como el «rasgado de pantalla» (screen tearing) en los videojuegos.
Ahora bien, el llamado tearing es el defecto de imagen que ocurre cuando se hacen movimientos bruscos en los videojuegos. Específicamente, la imagen aparece cortada a la mitad, ligeramente desplazada y/o no sincronizada con la secuencia de movimiento.
Seguro te ha pasado y no sabías que era un problema con este nombre. Esto es a grandes rasgos la razón de ser de esta tecnología. Pero, ahondar un poco más en su funcionamiento es nuestro objetivo.
Su funcionamiento
Básicamente, la tecnología detecta:
- La rata de fotogramas (FPS) de movimiento que recoge la cantidad de imágenes consecutivas que aparecen en pantalla en cada segundo. Dichas imágenes consecutivas se generan por los movimientos que se hacen durante la partida.
- El número de imágenes fijas mostradas en pantalla (conteo de refresco de la pantalla).
Lo que ocurre es que, al registrarse un fotograma en la tarjeta gráfica, éste se envía a su memoria (framebuffer). Y, desde allí, será leído por el controlador del monitor que luego lo mostrará en pantalla.
Cuando la velocidad de registro de FPS no coincide con la velocidad de lectura o de impresión del monitor, entonces, Vsync entra en acción. Al detectar esta información logra sincronizarla y evitar el screen tearing o desincronización de imagen.
La relación de velocidad entre las tasas de refresco y la gráfica debe ser 1:1. Por ejemplo, un monitor de 60 Hz mostrará hasta 60 FPS sin problemas. Cuando no existe esta proporción la tecnología forzará la sincronización manteniendo ambos componentes en el mismo nivel.
Su utilidad
Esta tecnología puede encontrarse en los ajustes de configuración de algunos juegos y su única utilidad es esta que acabamos de explicar. Es decir, que no hará ningún tipo de mejoras de visualización como resolución, brillo, colores o nitidez.
También puede ayudarte cuando utilices videojuegos muy viejos en un procesador gráfico que supera las necesidades del juego. En estos casos, Vsync ajustará los FPS cuando el procesador intenta renderizar las imágenes y, así, evitará que se sobrecaliente.
Contras en su funcionamiento
Como cualquier otra herramienta, esta tecnología también tiene algunos puntos en contra y son los siguientes:
- Puede provocar cierto retraso en la respuesta operativa de entrada (input lag). Es decir, se retrasan los clics y el tecleo interfiriendo los juegos que exigen reacciones rápidas.
- Reduce bruscamente los FPS cuando intenta sincronizarlos a la frecuencia del monitor en gráficos exigentes. Esto genera «parón o congelación (Stuttering)» y, en consecuencia, retraso visual y de rendimiento.
Checar los contras y la solución que ofrece nos permite considerar que utilizarla o no dependerá de algunas circunstancias y preferencias específicas.
¿Es útil activar la sincronización vertical?
Partiendo de los datos anteriores deducimos que es útil activarlacuando:
- El procesamiento de FPS supera la tasa de impresión del monitor y siempre que la exigencia de gráficos y movimientos del juego sea ligera.
Por otro lado, es mejor desactivarla cuando:
- El juego tiene una exigencia gráficamente intensa y los FPS decaen o se minimizan para nivelar la tasa de monitor.
- La cuantía de fotogramas no supera la frecuencia o velocidad de impresión del monitor.
¿Cómo evitar el tearing sin provocar defectos?
Para las circunstancias en las que Vsync no logra quitar el tearing sin provocar defectos, existen alternativas novedosas llamadas «tecnologías de refresco adaptativo». Con estas opciones, la tasa de monitor se adapta a la tasa de la tarjeta gráfica.
Ha sido obra de reconocidos diseñadores de tarjetas gráficas: NVIDIA y AMD. Con este avance se elimina tanto el tearing como el stuttering brindando una experiencia de juego libre de interrupción en las imágenes.
Tecnología Freesync propuesta por AMD
En esta propuesta de AMD la sincronización se ejecuta a partir de la tarjeta o placa de vídeo y está abierta a cualquier fabricante. Esto permite que las pantallas FreeSync lo utilicen sin necesidad de incorporar algún chip adicional.
Aunque sólo coinciden con las tarjetas propias AMD/ATI, NVIDIA o Intel pueden utilizarla cuando lo requieran. Gracias a sus actualizaciones, la tecnología alcanza a mejorar la calidad de la imagen y compatibilidad con la versión de monitores HDR y de resolución 4K.
Tecnología G-Sync propuesta por NVIDIA
A diferencia de la presentación anterior, G-Sync requiere de un chip especial que se instala en el monitor. Además, este hardware únicamente logra sincronizarse con las tarjetas únicas de este mismo fabricante. De esta forma, NVIDIA ha cuidado mantener libre la placa de video. Generalmente, es accesible a monitores de alta gama.
Un dato curioso
Como ya sabrás, la ilusión de movimiento en la pantalla se genera imprimiendo una secuencia rápida de imágenes precisas y fijas. Y en estas el sujeto u objeto aparece en diferentes intervalos de tiempo. En el cine, por ejemplo, casi todas las películas se filman a 24 FPS.
Es decir, que vemos en pantalla 24 fracciones de tiempo mostradas en un segundo. Al visualizarlos, nuestro cerebro fusiona todos los fotogramas y llega a percibirlos como una imagen que se mueve.
En conclusión
VSync puede funcionar correctamente evitando el screen tearing y ayudando a que el procesador se sobre esfuerce en la ejecución de gráficos. No obstante, su uso incorrecto puede descomponer los FPS y causar inconvenientes. Entonces, pese a que está lejos de ser la solución perfecta, aporta una función significativa que ha sido complementada con alternativas más actualizadas.
